don–ss | Abu 30-31 Ago & Ira 1 Sept 2018 Tabakalera | Gazteszena | Clubs
Dantz Festival
Musika Garaikide eta Elektronikoaren Topagunea
Contemporary & Electronic Music Meeting
Encuentro de Música Electrónica y Contemporánea

Fiebre en el LEV

Literal. Aumento de la temperatura del cuerpo por encima de lo normal, acompañado por un aumento del ritmo cardíaco y respiratorio.

Así fue la reacción del organismo de quien escribe horas antes del arranque de la undécima edición del LEV. La cabeza animaba a rendirse, arrojar la toalla y quedarse en la cama, pero el alterado corazón se impuso y animó al destrozado cuerpo a salir a la calle en busca de exposiciones y conciertos. Este el resultado de tres intensos días rodeado de bits, imágenes y 39 grados en el cuerpo.

Intuyendo que la aventura sería corta en el tiempo porque mi cuerpo no resistiría, me acerqué a ver la ruta de instalaciones y comencé por “Onion Skin” de Olivier Ratsi, una instalación basada en gráficos en movimiento, localización y sonido expuesta en la Colegiata del Palacio de Revillagijedo. La obra está formada por 4 piezas y juega con el principio de la repetición y la escala llegando a crear una experiencia física e hipnótica que abre las puertas a lo desconocido. ¿Oculto, intocable y fiebre?. Correcto. Dos minutos en el centro de la instalación y ya me había convertido en Scottie Ferguson, el policía que sufre de acrofagia y vértigo en la película de Hitchcook. Estuve mucho tiempo dentro de la pieza, justo hasta el momento en que el guarda de seguridad se acercó a decirme que había traspasado la línea de seguridad. Habría seguido emulando a James Stewart en un bucle interminable, pero quedaban muchas cosas por ver. Primera prueba superada.

La segunda parada recayó en la Capilla de San Lorenzo, así que la caminata fue breve. Iba con la lección aprendida porque ya conocía la trayectoria de Carlos Coronas y había disfrutado con su exitosa exposición en la cúpula del Niemeyer, centrada en grandes estructuras poligonales complejas en las que los tubos de luz cambian su intensidad lumínica mediante sistemas electrónicos. Esperaba encontrarme una forma que simulara un organismo sobre una peana y me topé con un insecto volando, sí volando. Prometo que vi una luciérnaga macho en pleno ejercicio de bioluminiscencia, emitiendo secuencias de destellos de luz en busca de pareja, pero encerrada en la capilla sin poder salir. Mi mente me recordó la situación en la que estaba, así que pensé que era una transitoria alucinación. Pero al leer el nombre de la pieza comprobé que no estaba desnortado. “Lampyridae” o sea luciérnaga. Segundo reto superado.

Los acelerados pasos me condujeron mecánicamente al Antiguo Instituto Jovellanos donde se exponía “Boite Noir” del canadiense Martín Messier, artista habitual en la programación del LEV. Allí estaba yo solo en una habitación oscura, mirando un rayo de luz proyectado en un gran prisma transparente con sonidos y movimientos. Y comencé a ver y oír el desarrollo de un espectro, sintiéndome Kristen Stewart en “Personal Shopper” la última película de Olivier Assayas Lo digo porque la caja me lanzaba señales fantasmales, con fragmentos de acontecimientos pasados. Menos mal que la voz de una cría diciendo “mama, ye un fantasma” me hizo comprobar que no era un nuevo descerebre. Tercera prueba superada.

Me subí al bus 18 en dirección a Laboral y me senté, intentando asimilar lo visto hasta el momento desde la nube en la que estaba instalado, pero la conversación del grupo de madrileños que estaban a mi lado me bajó a la realidad. “Comimos un cachopo gigante para los seis” fue el arranque de un delirante (literal) itinerario sobre estereotipos astures.

Los conciertos del Teatro arrancaron con el set de Kara Lis Coverdale & MFO. El comienzo me recordó a una especie de música religiosa contemporánea, poderosa y conmovedora. Pero rápidamente encontré paralelismo con la música de Stravinsky, ya que oscilaba entre contrapuntuales matemáticos y bailes paganos. La propuesta visual de MFO incorporó con intensidad la imagen, la luz y el espacio. Nicolas Bernier busca el equilibrio entre dimensiones cerebrales y sensuales, entre fuentes orgánicas y procesamiento digital. Justo lo que necesitaba mi febril situación en esos momentos. Su estilo es muy reconocible, al estar despojado de los excesos tecnológicos, que solo le sirven como herramienta para trabajar en tiempo real. “Frequencies” es su primer rendimiento portátil, un diálogo entre sonido, luz y material. que consiste en secuencias preescritas de sonidos sintéticos con luz sincronizada dentro de pequeñas estructuras acrílicas. En menos de dos minutos su propuesta me trasladó a Cangas de Narcea y creo que solo yo disfruté de una descarga digital en la que pude oír la luz y ver el sonido. Pirotecnia sonora y visual en vena. Forever fever. Con ganas de vender mi alma a cambio de una buena dosis de Propalgina Plus me enfrenté a mi último reto de la jornada, el set “Lexaschast” de Amnesia Scanner & Bill Kouligas. Su proyecto comenzó como un sitio web con imágenes en vivo filtradas algorítmicamente para transformarse en el espectáculo que trajeron a Gijón. Puede que la temperatura corporal estuviera subiendo en torno a la medianoche, pero creo que consiguieron combinar imágenes inquietas con música distópica, generando unas críticas sociales con toques muy influenciados por la visión voyerista de David Lynch. Los sonidos de sirenas de la Nave de La Laboral resultaban atrayentes, pero tocaba retirar. Fiebre, cabalga conmigo.

La jornada del sábado no arrancó a medio día en las canchas deportivas, porque el cuerpo no estaba en condiciones de comenzar el maratón tan temprano. Parece que destacó el set de la alquimista sónica Kiki Hitomi, así que tomo nota. Como llegue a media tarde pude detenerme en “Control, no control” la instalación de Daniel Iregui que invita a interactuar con ella, ya que cobraba movimiento y emitía sonidos a través del tacto. Si duda, lo más manoseado del Festival porque estaba estratégicamente ubicada en el centro del Patio Corintio.

El LEV nos va descubriendo nuevos espacios de la inmensa Ciudad de La Cultura y este año trasladaron la actividad de la tarde a la Sala de Pinturas con los conciertos de Arka9, Rruculla y Huias. Estos últimos presentaron nuevas canciones en las que queda clara su evolución del envolvente triphop de sus inicios a una electrónica más abstracta y jugetona que puede darles mucho juego. En esos momentos los escalofríos comenzaron a apoderarse nuevamente de mi cuerpo que pedía a gritos un nuevo cóctel de paracetamol, clorfenamina maleato, fenilefrina, hidrobromuro de dextrometorfano y ácido ascórbico.

Tras la adecuada ingesta tocaba bajar al Teatro para ver la cuádruple propuesta del día. Con acierto, casi a la hora del telediario nocturno se proyectó “Sirens” una pieza audiovisual que juega con la estética de los datos. Como el programa de mano del LEV adelantaba que la cosa iba de crisis económicas y mercados globales no necesité montarme una película propia. Así que me dejé llevar por los cantos de sirena que Novi_Sad &Ryoichi Kurokawa iban lanzando en una serie de dicotomías representando la creación/destrucción para confirmar que todo tiene inicio y final. ¿Señal de que mi fiebre se iría en breve?. Todos los indicios indicaba que no. Y más con el parón de casi 50 minutos provocado por un fallo de producción en el set del compositor alemán Hauschka. Parón que estuvo a punto de hacerme abandonar el recinto porque mi cuerpo lanzaba desesperadas señales de evasión. Pero como no todos los días se tiene la oportunidad de ver en directo a un compositor nominado a los Oscar (Lyon) decidí aguantar. Y vaya acierto, porque el concierto, solucionados los problemas de imagen, fue una impresionante muestra de imaginación y creatividad auditiva. Deslizándose sutilmente entre sonidos acústicos y la electrónica, combinando drama musical y el ritmo, creó una actuación emocionante e innovadora. Llámenme clásico, lo reconozco. Como quedaban pocas pilas, me relajé en “-Nybble-“ la sinestésica propuesta de Alex Augier y me entregué a “Field” la propuesta con la que Martin Messier volvió a sorprendernos. Este año dejó en casa sus objetos cotidianos, como las máquinas de coser, y utilizó dos dispositivos electrónicos en forma de plancha, creando campos en los que reutilizar el sonido para crear algo nuevo. Más abstracto, pero igual de contundente. Al límite de la extenuación me acerqué a la Nave para ver la instalación “Aeryon” de Maotik, pieza fruto de su residencia en Laboral Centro de Arte. Belleza del paisaje vista desde el aire a través de un dron. ¿Se puede pedir algo más acertado para una persona en crisis febril?: Pues sí, un taxi y casa.La tercera jornada del LEV llegó con un considerable bajón de temperaturas externas e internas, porque mi fiebre estaba en retroceso. Por eso, sin ningún tipo de excusa me acerqué al Jardín Botánico para escuchar a Julia Kent. La Laguna Boreal es un espacio élfico en el que no es complicado imaginar a Lyv Tyler paseando mientras escucha a Kent, su violonchelo y sus muchos pedales. Ante un privilegiado, reducido y atento público, ofreció un delicado concierto con el protagonismo de sus pies descalzos, tocando la media docena de pedales a su disposición. Su música y la lluvia que sonaba en el lago llevaron el ritmo a la perfección y al final del LEV. Al menos para mí.

Source: http://www.laescena.es/fiebre-en-el-lev/